Los niños se convierten en promotores de lectura involuntarios al adquirir el hábito de leer, ya sea descifrando los códigos de la escritura o la lectura de imágenes.
¿Cómo lo hacen?
Los niños y niñas que tienen acceso a la biblioteca o a libros infantiles, constantemente se enamoran de nuevas historias, ya sea por sus colores, personajes, texturas o la forma como se lo leyeron; es por esto que regularmente solicitan a la madre o cuidador que les lea un cuento en casa, que lean juntos, que presten más libros, o simplemente ellos se sienta a leer, lo cual ocasiona que se involucre toda la familia que rodea a los menores; sus hermanos también van a querer escuchar la historia y jugar con el objeto que no deben dañar llamado “libro”; las personas que se encuentren en el hogar harán parte del contexto y de manera implícita participarán, porque deben guardar silencio para que los niños puedan escuchar, lo cual permite que también escuchen la historia o participen de ella.
Los niños y niñas aprenden por imitación, cuando se les lee un cuento quieren imitar los sonidos, movimientos y gestos que más les llamó la atención y cuando están en compañía de sus iguales socializando, ya sea en la escuela, hogar infantil o con los vecinos, leen los cuentos de la misma forma como se los han leído y también al leer en casa, hacen el papel de un pequeño y sensacional promotor de lectura.
Esto genera la necesidad en la familia de adquirir más libros, por cualquier medio, prestados, intercambiados o comprados y se evidencia que muchos padres o cuidadores apoyan a los niños en el proceso de lectura.