Fernanda Escobar Torres empezó a visitar el Centro de Lectura de Villa Guadalupe en el 2018, cuando tenía seis años. Acompañaba a su mamá, Marcela Torres, y a su hermanito Emiliano, que tenía siete meses, a los talleres para madres lactantes y niños lectores del programa ParaMa ParaPa de Ratón de Biblioteca. En ese entonces, Fernanda era una niña tímida, de pocas palabras, pero dispuesta a disfrutar de todas las actividades que ofrecía la biblioteca, por eso se inscribió en Argonautas, un espacio que aprovechó para acercarse a los libros, mejorar la comprensión de lectura, jugar y hacer nuevos amigos.
Alejandra Florez, bibliotecaria de Ratón de Biblioteca, conoció a Fernanda cuando llegó al centro de lectura de la mano de su mamá; ahora, reconoce a una usuaria muy educada y responsable: “Es una niña muy activa. La mamá nos dice que le va muy bien en el colegio. Además, es muy comprometida con el cuidado de los espacios y procura que los demás usuarios sean respetuosos. Ella acompaña a los niños y niñas que llegan por primera vez a la biblioteca, les explica cómo funciona todo y los motiva a tener sentido de pertenencia”.
Fernanda quisiera ir todos los días al Centro de Lectura de Villa Guadalupe, pero no vive tan cerca. Su papá la lleva en la moto a las clases de inglés y siempre acompaña a su mamá y a su hermanito a los talleres de primera infancia. A veces usa los computadores y en otras ocasiones se sienta a armar un rompecabezas o a leer: “un libro tiene varios significados, cosas que uno va descubriendo, por ejemplo, hay mucho suspenso porque uno no sabe qué va a pasar. También me gustan mucho los libros que tienen texturas”, dice Fernanda. Pero lo que más disfruta es pasar tiempo con Luciana, su mejor amiga. Van juntas a la clase de inglés, participan en las Vacaciones creativas y hasta tienen su propio emprendimiento: elaboran pulseras, collares y aretes: “Luciana y yo queríamos tener unas manillas de mejores amigas y mi mamá nos enseñó a hacerlas. Compramos los materiales y empezamos a ofrecérselas a las profes y las otras niñas que van a la biblioteca”.
Zoraida, la tallerista de inglés, dice que Fernanda y Luciana son inseparables: “Ellas siempre están juntas. Recuerdo mucho un video que les hice cuando comenzaron el proceso. Antes, Fernanda era muy penosa, decía que no sabía leer. Ahora, lo hace muy bien, tanto en inglés como en español; es evidente que se tiene más confianza: Me gustaría hacerles una línea de tiempo para que vean todo lo que han aprendido”.
Gracias a las clases de inglés, Fernanda ha mejorado sus notas. Terminó la primaría en el Colegio Parroquial Emaús y está por cumplir once años. Marcela asegura que la biblioteca ha sido fundamental en el proceso de aprendizaje de su hija: “A ella le va muy bien en el colegio, está un poquito pegada en matemática, pero en general es muy buena estudiante. Aprendió a leer muy rápido gracias a los talleres de la biblioteca y ha avanzado mucho con el inglés. Yo le digo que es muy importante que se interese en hablar otra lengua porque eso le va a servir mucho en el futro”.
Fernanda también reconoce las ventajas de aprender inglés, por eso invita a las amigas del barrio a que se inscriban en las clases y aprovechen todas las oportunidades que ofrece el Centro de Lectura de Villa Guadalupe: “Les digo que vengan a la biblioteca y que inviten a otras personas. Yo invité a Hanna y a Ashly que están en Argonautas. A mí la biblioteca me parece muy bonita y no la cambiaría por nada”.