Juliana y el universo que descubrió en la biblioteca

Juliana Cárdenas García escuchó hablar por primera vez de la Biblioteca Familia El Raizal en el salón de clases. Una promotora de lectura visitó la Institución Educativa Ramón Múnera Lopera para invitar a los estudiantes de primaria y bachillerato a participar en las actividades que les ofrece este centro de lectura a los niños niñas y jóvenes del barrio Manrique. A Juliana le sonó la idea, pues era una oportunidad para conocer mejor la ciudad a la que llegó con su familia cuando tenía nueve años. Vivía en Cúcuta con sus cuatro hermanos y en el 2017 sus padres decidieron viajar a Medellín en busca de mejores oportunidades.

Ese día, cuando terminaron las clases, Juliana llegó a su casa y le contó a su mamá de una biblioteca que tenía talleres, computadores, libros y otras opciones para divertirse y aprender. Aunque vive un poco lejos, Juliana comenzó a asistir al centro de lectura de Ratón de Biblioteca en el 2020: “Me inscribí con una amiguita y también traje a mi hermanita. Las tres estamos en Pintando palabras. Me ha gustado mucho porque me ayuda a desarrollar la memoria. Me gustaría participar en otros talleres, pero no puedo porque vivo muy lejos”.

A Soraida García, su mamá, le gusta mucho que sus hijas asistan a la biblioteca. Todos los martes cuando Juliana y su hermanita llegan del colegio descansan un rato y se preparan para ir al taller. “Cuando tienen mucha tarea y no pueden ir, la más chiquita se pone brava. Allá aprenden mucho, yo las incentivo para que no falten. A mí también me gustaría hacer manualidades y otras cosas, pero casi no me animo porque no sé leer”, dice Soraida.

Maritza Montoya, promotora de lectura de Ratón de Biblioteca, recuerda que Juliana disfrutó mucho el día que recorrieron el barrio para tomar fotografías, fue una de las primeras actividades en las que participó. “Al final de ese proyecto hicimos una exposición con todas las fotos que tomamos. Juli es una niña muy tranquila, un poco tímida. Es muy creativa y tiene muchas habilidades manuales. Aunque le cuesta un poco, participa y comparte sus opiniones con más tranquilidad”, dice Maritza.

Cuando terminan los talleres, Juliana y su hermanita se quedan un rato más en la biblioteca. Se sientan a leer un libro, usan los computadores o conversan con las amigas. “Yo no llevo libros para mí casa, me gusta leerlos aquí. Cuando uno lee empieza a imaginar”. Tampoco se pierde las Vacaciones creativas: durante esos días juega y disfruta de las actividades que le permiten conocer el barrio: “Una vez nos llevaron a la cancha”, recuerda.

Juliana aprovecha el tiempo que pasa en la biblioteca y les cuenta a sus amigas lo mucho que goza en este lugar: “Sí, yo he invitado a Mariángel, Zulay, Renata y Lina. Ellas vienen algunas veces. Yo les digo que el taller es muy bueno para que se animen. Los que trabajan en la biblioteca son muy amables y respetuosos con los demás. Les doy las gracias porque me han enseñado a hacer muchas cosas”.

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