Los dibujos de Lorena Medrano Dávila son famosos en la Biblioteca Familia Villatina. Desde el 2011, cuando llegó por primera vez a este lugar, ubicado en una esquina de la comuna 8 de Medellín, los profesores y sus compañeros descubrieron el talento de esta usuaria. En una ocasión, las paredes de la biblioteca se llenaron de carteles que buscaban atraer a los visitantes y antojarlos de leerse un buen libro. La actividad hacia parte de un concurso en el que participaban los niños, niñas y jóvenes que habitan esta casa de lectura. El afiche que se llevó todos los elogios y se quedó con el primer puesto fue el de Lorena.
Ese amor que siente por el arte y los libros lo comparte con toda su familia. En la biblioteca todos saben que Lorena es hermana de los gemelos: Jesús y Miguel Medrano Dávila. También recuerdan que el primero en llegar fue José Camilo, el hermano mayor. Todos han pasado por los talleres y se han convertido en usuarios especiales de este centro de lectura. “Lorena siempre viene con alguno de sus hermanitos. Ella es una niña muy inteligente carismática y expresiva”, dice Jocsan Gallego, bibliotecario de Ratón de Biblioteca.
Su mamá, Martha Medrano, asegura que el talento para dibujar lo heredó de ella. Se siente muy orgullosa cada vez que escucha un buen comentario sobre su hija: “Ella es muy creativa. Con cada dibujo que hace, uno se queda aterrado. Yo también soy artista, eso lo sacó de mí. Lorena es una niña muy polifacética, uno aprende mucho con ella. Es inteligente, disciplinada y muy correcta en sus cosas”.
Lorena ha participado en casi todos los talleres que ofrece la biblioteca. Es de las primeras en llegar a las clases y su entusiasmo motiva a sus compañeros. Cuando le preguntan qué es lo que más disfruta de la biblioteca, Lorena no lo piensa mucho y comienza a enumerar sus actividades favoritas: “Aquí uno aprende cosas nuevas; por ejemplo, nos enseñan cómo crear juguetes; nos hablan de la mitología griega, nórdica y romana; nos muestran cómo cuidar la naturaleza; además, en Pintando palabras hacemos manualidades y tomamos fotos”.
En la biblioteca, Lorena también se ha convertido en una lectora que sabe sacarle provecho a todos los libros que llegan a sus manos: entre el 2019 y el 2022 ha prestado 36. Prefiere las historias de suspenso y terror. En las clases de la profesora Maritza Montoya, Lorena se anima a participar y a leer en voz alta: “Es una niña muy dedicada. Tiene un muy buen ritmo en la lectura y comprende muy fácil los textos que leemos”, dice Maritza.
Cuando la biblioteca programa ciclos de lectura con escritores de la ciudad, Lorena es la primera en leerse el libro para poder participar en las conversaciones con los autores: “Ella siempre me pregunta cuándo vamos a tener el próximo encuentro, qué vamos a leer, a dónde vamos a ir. Son niños que no tienen la oportunidad de salir mucho y este tipo de actividades son muy emocionantes para ellos”, cuenta Maritza.
Lorena no olvida el conversatorio con Gilmer Mesa. Escuchó con atención las anécdotas de este escritor de barrio que recorre las calles de Medellín en busca de buenas historias. “A ella le gustó mucho la novela de Gilmer Mesa, Las travesías. Cuando terminó la charla, me preguntó que si ya teníamos el libro en la biblioteca”, recuerda Maritza. Lorena también disfrutó las conversaciones con Lina Parra y Andrés Rojas, autores que visitaron los centros de lectura de Ratón de Biblioteca para compartir sus experiencias con los niños, niñas y jóvenes que habitan estos espacios.
En la biblioteca Lorena también encuentra un lugar tranquilo y apropiado para hacer sus tareas. Usa los computadores, busca información en internet y tiene a la mano los libros que necesita para resolver sus dudas. Cursa el grado séptimo y es una de las mejores estudiantes de su grupo. Sus materias favoritas son sociales, español, artística e inglés. Todavía no sabe qué quiere estudiar cuando termine el bachillerato, aunque tiene algunas opciones: “Esa es la decisión más difícil de mi vida, porque tengo muchas cosas en mente: quiero ser maquilladora profesional, trabajar en una peluquería, ser dibujante, pero todavía no sé”.
Mientras decide el rumbo que tomará su vida, Lorena seguirá visitando la Biblioteca Familia Villatina, ese espacio que la ha acogido durante los últimos once años.