En Raza de bronce el autor logra internar al lector en los paisajes más hermosos de Bolivia, desde las montañas nevadas y frías, hasta las playas arenosas y cálidas. Sus descripciones son tan detalladas que en la mente se va construyendo la imagen con cada palabra, se pueden sentir los aromas, el viento cálido o frío, el calor del sol y la humedad de las lluvias.
Logra transportarnos a ésa época en la que los indígenas, después de la conquista se convirtieron en esclavos y tuvieron que trabajar la tierra para otro, ésa tierra que antes era de ellos, que cultivaban con el mayor respeto y reverencia, leyendo en cada sonido, cada animal, cada piedra, cada planta cómo será el clima para la siembra, cómo utilizar la naturaleza para curar sus males y enfermedades, calmando la furia de los dioses cuando los castigan, ofrendando alimentos, animales, rituales, cantos y danzas.
Sus creencias maravillosas, llenas de misticismo a la hora de despedir un difunto, vistiéndolo con sus mejores ropas, ataviándolo con los elementos necesarios para su estancia en el nuevo mundo al que viajaba: alimentos, licor, herramientas entre otros. Cuando él mismo se resistía a marcharse y atormentaba con su espíritu a su familia, lo ayudaban a desapegarse con rituales y cantos para que la tranquilidad retornara al hogar.
La forma en que se cortejan y escogen su pareja, el papel de la mujer en la estructura familiar y la sumisión que le debe a su esposo al que ama profundamente tanto como a sus hijos, el cuidado que pone en cada detalle de su quehacer cotidiano y la preocupación por mantener sus tradiciones para que no se pierdan en el relacionamiento con el hombre blanco.
Es una obra indigenista que evidencia los maltratos a los que han sido expuestos, la discriminación y el trato inhumano que han aguantado, como recibían unas palizas más crueles incluso que la que le propinaban a un caballo, tener que ceder las mujeres a los deseos del amo entregando muchas veces su virginidad antes de casarse con su novio y tener que abortar el fruto de la violación para no tener que criar un hijo no deseado o exponerse a perder a su pareja o correr el riesgo de que la familia sufra por su rebeldía.
Guardaban por años esos resentimientos, acumulando el dolor y las lágrimas, planeando en secreto como levantarse y sublevarse a un patrón que no habían elegido, al que entregaban el fruto de su trabajo y ofrendaban su familia y su vida, recibiendo a cambio el más vil de los tratos.
Es una lectura exquisita para los amantes de las tradiciones ancestrales y el reconocimiento de las raíces que nos hacen lo que somos ahora, reconocernos como una cultura donde se mezcla esa “raza de bronce”, con otras que llegaron a nuestra América para cambiar la historia para siempre y no de la mejor forma. Tanto que aprender de nuestra historia y de las luchas que se han suscitado para tener la libertad y autonomía que tenemos, el respeto que le debemos a nuestra madre tierra y a los animales que nos brindan todo de manera desinteresada y nosotros, respondiendo con abuso e indiferencia en la mayoría de los casos.
Reseña por:
María Victoria Marín, Gestora de Públicos
Fundación Ratón de Biblioteca