Santiago, el artista de anime

Son muchas las cuadras que Santiago Rodas Lotero tiene que caminar para llegar a la Biblioteca Familia El Raizal del barrio Manrique, en la comuna 3 de Medellín. Sus amigos dicen que vive muy lejos, pero a él no le importa: acelera el paso y llega puntual a los talleres y a todas las actividades que ofrece esta casa de lectura a la que llegó por primera vez en el 2019, cuando tenía diez años.

En las tardes, cuando sale del colegio, llega sin falta. Hanssel Castro, bibliotecario de Ratón de Biblioteca, dice que para Santiago la biblioteca es un refugio en el que se siente seguro: “Es un niño muy solo, no cuenta con el papá y la mamá y el hermano mayor no están muy pendientes de él; por eso, viene todos los días, de lunes a viernes, y se queda hasta que cerramos. Usa los computadores, se sienta a leer, hace sus tareas, comparte con los demás usuarios. Es muy cariñoso con todos los que trabajamos aquí; es atento, conversador y muy preguntón”. Santiago ha participado en los talleres de Experimentación creativa y es uno de los más pequeños en el club de lectura juvenil. A veces, cuando logra vencer la timidez, levanta la mano y lee en voz alta. “Él es muy inquieto, pero en el club de lectura se aploma, se tranquiliza, se comporta como un caballero. Le gusta exponer sus ideas y debatir sobre lo que se está hablando”, dice la promotora Maritza Montoya.

En los talleres que ofrece la biblioteca, Santiago también aprendió a doblar con precisión el papel para hacer figuras de origami y descubrió cómo funciona el radioteatro, pero lo que realmente lo apasiona es el dibujo. Tiene un talento natural para el anime. Sus cuadernos están llenos de ilustraciones de personajes típicos de las historietas japonesas. Todos en la biblioteca se quedan sorprendidos con la perfección de sus trazos. “Me gustan mucho los libros de anime, ya me leí todos los que había en esta biblioteca”, dice Santiago.

Después del confinamiento por la pandemia del covid-19, cuando la biblioteca abrió nuevamente sus puertas, Santiago llegó con una propuesta: quería que Bianca Agudelo, promotora de lectura de Ratón de Biblioteca, dictara un taller de dibujo, pero ella le hizo una contrapropuesta: “Yo le dije que él era el que sabía dibujar, que hiciéramos un taller donde él fuera el profesor. Conseguí los materiales e hice la convocatoria”.

Santiago asumió el reto y a su clase llegaron tres niños. Al principio, antes de dar las indicaciones, miraba a Bianca, como buscando su aprobación; después, se sintió seguro y empezó a explicar sin titubeos cómo se dibujan los personajes de anime. “Le costó un poquito, le daba pena. Yo le decía: ‘no me mire a mí que usted es el que sabe, cuénteles cómo es que se hace. Al final, le dimos un premio: una bitácora y un kit de lápices para que hiciera sus dibujos”, recuerda Bianca. Cuando terminaron las clases, Santiago se sintió tranquilo porque pudo cumplir el reto: “Yo fui profesor en la biblioteca”, comenta orgulloso.

María Victoria, gestora de públicos de Ratón de Biblioteca, dice que Santiago disfruta tanto las actividades que ofrece este centro de lectura que invita a todos sus amigos: “Gracias a él han llegado otros jóvenes, él les dice que pueden venir cuando quieran, que este es un lugar limpio y silencioso. Ellos saben que aquí no los juzgamos, no los discriminamos. Cuando los niños se sienten bien, traen a otros chicos y eso habla mucho de nuestro trabajo: si nos recomienda un usuario como Santiago, tenemos mayor credibilidad”.

Él siempre habla bien de la Biblioteca Familia El Raizal, ese lugar que considera su casa, donde se sienta a dibujar y a soñar en todo lo quiere para su futuro: “Quiero ser diseñador de manga; por eso, voy a entrar a la universidad. Quiero vivir en Japón, conocer esos rascacielos tan grandes y probar el sushi y todas las cosas que se comen allá. Me gustaría tener un gato y construir una casa que quede cerca de la biblioteca”.

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