En el marco del juego “los retos lectores”, sobre los autores Latinoamericanos, creado por la Fundación Ratón de Biblioteca, siempre nos rondó una pregunta ¿Cuáles son los escritores que no se pueden dejar de leer en la literatura Latinoamericana? Gioconda Belli, es sin duda una de estas escritoras y sobre todo su libro “Sofía de los presagios”.
Después de leer muchos hombres latinoamericanos, encontrarme por azar con Sofía de los presagios fue regresar a una época de mi vida donde no solo se estimuló cierta avidez lectora, sino que se dibujó en mí, el comienzo de un recorrido por la lectura de las mujeres, dando origen al descubrimiento de la voz femenina, al encuentro profundo con la intuición y la sensualidad hecha palabra.
La novela nos lleva de la mano por la historia de una niña gitana que se pierde en el pueblo de Diría, conocido históricamente como uno de los pueblos blancos o cuna de brujos, el cual aún existe y muchas personas acuden a él para actividades de brujería. El extravío lleva a Sofía a encontrarse con personas que la acogen, la cuidan y la llegan a amar como a una verdadera hija. Pero la condición de ser una niña gitana la hace vivir un sin números de problemas en un pueblo lleno de prejuicios e ignorancia.
El hecho de haber sido abandonada hace que su vida se desenvuelva en un círculo repetitivo, una travesía llena de soledad, tratando de descubrir su verdadero ser.
“Sofía no quiere aceptar que tiene miedo. El miedo no es para ella. Ella es diferente. Aunque nunca ha dejado de humillarle la manera en que los ojos silenciosos de los demás le esgrimen el abandono de su oscura y errante procedencia, desde que empezaron a asomársele los recuerdos se siente indomable, dueña de otra noción del tiempo y el espacio, de un conocimiento distinto de la muerte y del origen de la vida. Los gitanos eran portadores de misterios arcanos y desde siempre pudieron aprisionar el futuro y el pasado en luminosas bolas de cristal. Para ellos la muerte era sólo otra dimensión, una curva de la esfera moviéndose a otra velocidad”. Pág 44
Sofía además se enfrenta a una gran lucha contra el patriarcado y machismo cuando se casa con René quien la priva de todas sus libertades. Pero es este mismo vejamen el que parece realzar la belleza de la protagonista, su fortaleza, inteligencia, sensualidad y su empoderamiento, generando que esa rebeldía que corre por su sangre gitana, salga a la superficie.
La novela, ambientada en los años 90, nos describe perfectamente, un pueblo cargado de prácticas supersticiosas, encantamientos, conjuros, maldiciones y rituales. Conexiones mágicas con el esoterismo y la naturaleza, convertidas en un manjar de exquisiteces narrativas, olfativas y sensoriales para cada una de las mentes ávidas de los lectores.
“Es de noche y el mundo está quieto. Hay que entrar de puntillas al Diría, pueblo de brujos, pueblo que crece sobre el cerro que en lo alto se quiebra y baja hacia la inmensa laguna de apoyo. Las luces están apagadas. El pueblo duerme apoyado en el reflejo del agua. Han callado los ruidos de feria del domingo. Los cirqueros han doblado sus carpas. Las marimbas se han marchado. Las puertas están cerradas y en el parque acampan los gitanos que vienen de la América del Sur, que vinieron antes de Europa, de Egipto y de la India y mucho antes del paraíso terrenal donde una gitana anterior a Eva encantó a Adán y parió una raza de hombres sin pecado original. Se hace el silencio en los carromatos. Los niños sueñan y las mujeres cansadas terminan de apagar el fuego, mientras los hombres fuman encendiendo los cigarros con los tizones aún rojos. Cerca de uno de los carromatos, una mujer y un hombre discuten como si contaran secretos”. Pág. 5
Pero además de esto, su narración rápida y profunda, hace que compartamos con la protagonista cada momento de la historia, haciendo un pare reflexivo en la comprensión histórica de la mente y del pensamiento intuitivo femenino:
“Sentada en el cuarto de costura, vestida de negro y sola, Sofía habla con el muerto y se rebela contra aquella costumbre, rehusándose al banquete en su memoria. No ha querido salir de allí, a pesar de la insistencia de Gertrudis quien con la mayor dulzura ha tratado de disuadirla de su aislamiento, haciendo esfuerzos para convencerla de que los nueve días son un rito más antiguo que ellas, y que es una sana manera de recordar a los familiares que el dolor debe dar paso a la vida que sigue transcurriendo”. Pág. 53
Al leer la obra reflexionamos sobre el papel de la mujer en esta contemporaneidad, la cual permite un redescubrimiento del ser, un posicionamiento de una voz acallada por muchos siglos, el posicionamiento de esta a nivel social, cultural y político, en conclusión, una reparación histórica que deben hacer tanto hombres como mujeres con el ser femenino. Gioconda Belli. lo reafirma en una entrevista realizada en el año 2013, 20 años después de ser publicada la obra “Sofía de los presagios”
“Sofía de los presagios, es una novela que ha mantenido su valor. Que existan lectores para una novela después de veinte años me demuestra que algo hice bien. Creo que es un tema muy vigente: la mujer y la búsqueda de identidad. Sofía, la protagonista de la novela de alguna manera encarna a una cantidad de mujeres que se ven en una situación de mucho prejuicio y tienen que luchar por hacerse respetar, por lograr desarrollar su potencial como personas”.
Los invito a conocer a Gioconda Belli, escritora nicaragüense nacida el 9 de diciembre de 1948. Que durante la dictadura del general Somoza, y por sus posturas políticas hicieron que se exiliara en México y Costa Rica para evitar ser encarcelada. Literariamente su producción está dividida en tres momentos, la primera, la poesía revolucionaria; la segunda, la novela y la tercera, el cuento infantil. Algunas de sus obras son: “Sobre la grama”, “Las fiebres de la memoria”, “La mujer habitada”, “Línea de fuego”, “Truenos y Arco Iris”, “De la costilla de Eva”, encuentran “Huellas” y “Es larga la tarde”.