Reseña: Los sueños de Helena de Eduardo Galeano

Esta novela logra capturar la atención del lector por medio de la ilustración de sus historias, dejando volar la imaginación por el mundo fantástico de los sueños. Esta mágica historia cobra vida en la provincia de Tucumán en Argentina; allá en medio de la noche, entre el resplandor de las estrellas y la tranquilidad con la cual transcurre la vida en el cielo, Helena se sentó en el patio de su casa a observar con cautela cada movimiento que se pudiera percibir en este bonito lugar.

Helena quería ver cómo era la vida en el cielo, pero específicamente estaba centrada en dos personajes de este maravilloso lugar: la luna y las estrellas. Pasó toda la noche mirando sin parpadear, pero no logró ver ningún movimiento allá arriba en el cielo, entonces comprendió que hay lugares tan mágicos que manejan sus propios secretos y este no era la excepción.

Nuestra protagonista tenía la capacidad de viajar por el país de los sueños de una forma extraordinaria, tanto así que cada mañana sorprendía a su esposo con una nueva historia. Este a su vez, se sentía privilegiado de poder estar en primera fila, escuchando y admirando lo grandiosas que eran.  Como en todo viaje, es primordial tener un medio de transporte, y Helena utilizaba un carro de caballos; sin embargo, esta no viajaba sola: iba en compañía de la perrita Pepa Lumpen la cual iba ayudar en su sueño.

Había mucha gente ingresando al país de los sueños y se escuchaba mucho ruido, motivo por el cual Pepa estaba molesta, ya que esto no le permitía concentrarse. El país de los sueños era un lugar muy grande y se encontraba al aire libre, allí habían muchas personas tratando de hacer trueques con los sueños, por ejemplo: nos encontrábamos con personas que en lugar de tener un sueño de viajes, intentaban cambiarlo por uno de amor y así sucesivamente pasaba la vida en aquel lugar. De repente deambulando por ahí, andaba un señor al cual le habían arrebatado su sueño, y este se encontraba tratando de recoger los pedacitos que aún quedaban y ponerlos en un estandarte.

En el país de los sueños donde se encontraba Helena, las personas eran muy bien tratadas; tanto así que mientras dormían el aguatero llevaba agua a quienes sentían sed, y les brindaba mucha cantidad en grandes copas.  En aquel lugar se podría decir que los sueños, se encontraban flotantes en el aire, a la espera de quien pudiera rescatarlos y vivirlos a plenitud.

Una mañana  mientras Helena paseaba con su amiga Sor Juana Inés De La Cruz y su abuelo por el mercado de los sueños, encuentran en el suelo un mantel donde se pueden apreciar variedad de estos listos para comprar y poner en acción. Juana ayuda a su abuelo a elegir algunos, pese a que él se encuentra muy tiste porque lleva muchas noches sin dormir.  Con todo lo comprado el abuelo estará tranquilo varias noches ya que se va cargado de muchos sueños comprados.

Como en toda ocupación, muchas veces no se puede atender todo a la vez, es el caso que vive Helena en una de sus tantas noches de sueños. Se presenta un momento especial en donde uno de los sueños le suplica que por favor lo tenga en cuenta y lo sueñe que no se va arrepentir de hacer dicha elección; pero entre tanto también hay una larga fila de sueños entre los que están: los nunca soñados por Helena, unos ya conocidos y otros cuantos intrusos que son bastante pesados.

Cuando Helena elige el nombre de la perrita, lo descubre de la casa de nombres, allí acuden las personas, cosas y bichos para poner un nombre especifico dependiendo la necesidad. Como en toda cultura es muy importante tener claro cuál será el medio con el que  nos vamos a comunicar, y esto Helena lo tenía muy claro, ya que en el país de los sueños había un sitio mágico, donde en viejos frascos de cristal se encentraba el gran tesoro, las palabras, estás allí guardadas a la espera que llegaran los poetas y las eligieran. Los poetas las huelen, tocan para así poder saber con cual se quedan y hacer una mezcla y fusión que consientan el sentido auditivo, el lenguaje, la memoria e imaginación de los seres humanos.

Los sueños de Helena, es una novela que más allá de la narración de los sucesos que vive ella en cada sueño, es una forma de encuentro, la esencia y empatía que puede llegar a tener el lector consigo mismo, donde los revive y sitúa los sueños en tres planos: lo emocional, mental y corporal para aprender a cerrar asuntos pendientes y poder estar más tranquilo en el presente.   

Reseña por:
Mónica Escobar, Asistente de Primera Infancia
Fundación Ratón de Biblioteca

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